miércoles, 7 de octubre de 2009

Tu risa...

Tu risa ha contagiado a mi llanto,
cómo puedes ser feliz después de todo,
no comprendo, lágrimas sin tus abrazos,
carcajadas sordas sin mis ojos.

Pero, es cierto o sólo es la fachada
de un corazón ya derruido,
qué silencio es este que nos separa,
qué fue de tus gemidos.

Ni el alcohol, ni las drogas te borran,
ahí permaneces unida a mi recuerdo,
musa de un poeta que se coloca
por el miedo de estar sobrio sin tu pelo.

Júrame que volverás algún día,
la eterna espera se hará corta a tu regreso,
por favor, mi fiel amiga,
guarda en tus labios mis besos.

Cuando vuelva saca un verso de mis manos,
será triste, estoy seguro,
pero seca con él mi llanto
y tómalo después como algo tuyo.

En cambio, si no vuelves,
recuerda que yo sigo esperando
entre las cuatro paredes
de un nicho mal cavado.

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