Inspírame con tu inocencia

Inspírame con tu inocencia
un verso traidor,
un verso inmune a la ciencia,
al placer y al dolor.

Cuéntame tus penas,
con la alegría yo no escribo,
háblame sobre la mierda
que es el estar vivo.

Sé mi musa del Alzheimer,
mi Julieta mutilada sin Romeo,
ven conmigo a saludar a la muerte,
pero nunca me digas te quiero.

Hay callos en mis manos

Hay callos en mis manos
por la escasez de amor,
me toca descubrir el mundo,
pero solo y sin tu olor.

Es tan cruel Mr. Dolor,
juega a derribar a duros,
pero también a gente con el corazón
roto, muerto y sucio.

Siempre ajeno a tus placeres,
a merced del puto viento,
al silencio de las paredes.

Y sin fuerza en mis adentros,
con dos porros que adormecen,
estoy yo si no te siento.

Tal vez

Tal vez sólo necesitaba enamorarme
y tú, musa de la alegría, pasaste a mi lado.
Es posible que ni te quiera, ni te ame,
y que contigo me haya equivocado.

Tal vez, Cupido, que vio mi corazón olvidado,
disparó una flecha pura pero falló al darme.
Es posible que yo, poeta colocado,
no haya tenido tiempo suficiente para sufrir por tus carnes.

Y ahora que te tengo y te sonrío,
y yo soy tuyo, y tú eres mía,
brindo con la botella de olvido.

Y como diría el maestro Sabina,
conocedor de dulces hoteles y garitos,
tal vez no seas tú la mujer de mi vida.

Qué va a ser de este poeta

Qué va a ser de este poeta sin tus labios,
sin sentir tus abrazos, ni notar cierta tu sonrisa,
qué pasará ahora conmigo que no te tengo,
y que aprendí a llorar por amor sin tiempo para la rutina.

Quiero caer en el olvido, ser un desterrado,
no quiero que nadie sufra por mi sufrimiento,
ya me cansé de ser el perdedor en la partida,
tan sólo quiero que deje de sonar mi minutero.

Que cruel es la vida de un amante, raza extinta,
de qué sirve enamorarse, el sufrimiento es la respuesta,
disculpadme que lo deje todo, pero no puedo seguir,
adiós fieles amigos, por qué habré nacido poeta.

Al fin sé que es besar con amor...

Al fin sé que es besar con amor,
pero sé lo que se sufre por dejar de hacerlo,
y creedme, es aún peor
que esta mierda de soneto.

Fue mía sólo una noche, desespero,
es mi botella rota del dolor,
es ceniza, un agujero
quemado por el cigarro de sudor.

Perdonadme la tristeza,
pero mi corazón no aguanta tantas balas
que disparó la cerveza.

Y ahora me voy para siempre, por amarla,
por sufrir con mis poemas,
por perder cartas marcadas.

Cortaste la suerte de este poeta...

Cortaste la suerte de este poeta,
con tu afilada sonrisa de hojalata,
que por jugar a hacer que no sufría
lloró mil gotas escondido entre la nada.

Me matabas para resucitarme,
jugaste conmigo y yo me dejaba,
era tu fiel mascota,
tu marioneta mutilada.

Y a pesar del dolor que me causaste,
de la falta de alegrías en mi almohada,
si pasas de nuevo a mi lado
te abro la puerta de mi cabaña.