viernes, 4 de septiembre de 2009

Cortaste la suerte de este poeta...

Cortaste la suerte de este poeta,
con tu afilada sonrisa de hojalata,
que por jugar a hacer que no sufría
lloró mil gotas escondido entre la nada.

Me matabas para resucitarme,
jugaste conmigo y yo me dejaba,
era tu fiel mascota,
tu marioneta mutilada.

Y a pesar del dolor que me causaste,
de la falta de alegrías en mi almohada,
si pasas de nuevo a mi lado
te abro la puerta de mi cabaña.

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