lunes, 25 de octubre de 2010

Desnúdate de nuevo y bésame la piel,
raja mis deseos con tus afiladas uñas convirtiéndome
a mi
en un sueño de dimensiones espectrales.
Si te viene en gana utilízame, no me importa,
sólo quiero que estés conmigo
aunque estés con todos a la vez.
La verdad es que
si me quisieras con el alma en lugar de con la boca
perdería la gracia seguir luchando por ti.
Sigue como hasta ahora destrozando mis recuerdos,
haciéndome sufrir
y haciendo sufrir a los demás cuando estás conmigo.
Eres tan mágica que me olvido de por qué te quiero,
de por qué daría
cada instante que tengo en el mundo
por estar contigo en mi cama
entre sudor y orgasmos poco excesivos.
Lo mejor es cuando te callas y suena en el teléfono
esa nota oscura y pálida
que nos separa en la distancia de un susurro,
también me gusta cuando
después de jugar al placer
te tumbas y me besas casi sin quererlo,
convencida de que me amas y de que somos tan únicos
como la nada que cubre el corazón de un astronauta con familia.
No olvides nunca,
salvo que el Alzheimer te obligue a ello,
que si escribo hoy por hoy es por ti,
y no por nadie más
que por tus besos.