Recuero mi muerte, fue algo hermoso,
yo estaba sentado, mirando por mi ventana perezoso,
en ese momento, de la calle vacía
un figura venía
hacia mi guarida.
sus vidriosos ojos dejaban a entre ver mil llantos,
evidente era su amargura,
evidente era su espanto.
Busqué sus ojos en todos los cuerpos,
no logré hallarlos.
Tan sólo su recuerdo
poco a poco me ha matado.
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