Siguen sus ojos, no su mirada,
sigue su boca, no su sonrisa,
las mismas manos, distintos gestos,
está su cuerpo mas no es la misma.
A ti, musa de un poeta que no escribe,
a ti te lo pregunto,
por qué cambió su vida,
y por qué por ella aún sufro.
Sólo lloro ante un folio,
cuento mis penas a un papel quemado,
necesito amar a otra,
y olvidar lo que es el llanto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario